para psicologia

Experiencia con la Ouija.


unca obsesionarse con los resultados. No caer víctimas de la credulidad no convertirse en fanáticos supersticiosos. Al fin y al cabo se trata de una manifestación psíquica producida por el fenómeno de la Psicomotricidad, en la mayoría de los casos el llamado sensitivo es fraudulento.



Tablero Ouija
A partir de 1848 se empezaron a realizar sesiones espiritistas utilizando una pequeña mesa que daba golpes en el suelo. A principios del siglo XX se practicaba de una forma más sencilla utilizando el tablero OUIJA. Dicho tablero facilita la producción de los movimientos automáticos incontrolados, a través de los cuales se plasman psicográficamente, los estímulos extrasensoriales que percibe la mente.
La persona sensitiva que practica esta experiencia es en realidad quien produce el fenómeno de modificación psicobiodinámica interna y desplaza el MASTER sobre las letras. El desplazamiento siempre será acorde a los estímulos psíquicos interiores o exteriores que perciba.
Material Base
Conseguir un tablero OUIJA con su correspondiente alfabeto colocado en círculo en los extremos.
Conseguir un master (o en su lugar un vaso colocado inversamente sobre el tablero, preparado para desplazarse por su superficie)
Reglas de Experimentación
La experiencia debe efectuarse en una sala silenciosa y con una iluminación indirecta para facilitar la concentración. No pueden ser menos de dos personas y más de ocho, porque perturbaría la experiencia.
Los participantes deben sentarse en torno al tablero. Seguidamente practicar una relajación colectiva a fin de conseguir la abstracción mental del mundo que les rodea. La persona sensitiva debe dirigir la experiencia.
Todos los participantes colocan sus dedos índices (sin hacer ningún tipo de presión) sobre el master que estará situado en el centro del tablero. Efectuar una pregunta y concentrarse en el master, esperando que se produzca la respuesta a través del primer movimiento inconsciente del master.
Cuando el master empiece a moverse acompañarlo con el dedo sin ofrecer ningún tipo de resistencia hasta que señale una letra determinada y gradualmente ir formando una palabra o frase. Después él debe volver al centro del tablero. La persona sensitiva en primer lugar y después los demás participantes pueden ir haciendo preguntas.
Las preguntas deben ser claras, cortas y concisas, pidiendo respuestas de las mismas características. Así se conseguirá un buen nivel de réplica. Si no existiese respuesta alguna o hay duda, la persona sensitiva debe tomar las riendas de la experimentación y repetir la pregunta.
Es conveniente centrarse en un sólo tema y evitar las dispersiones. Si desea indagar sobre una cuestión determinada se pueden establecer turnos de preguntas entre todos los participantes, incluso entre los que no tocan el master y sin embargo están en la sala.
Si una persona del grupo se desconecta de la experiencia, es reacia a ella, tiene miedo o empieza a reír, debe levantar el dedo del master y dejar de participar.
En caso de producirse "comunicaciones" que alteren a algún participante sensible, la experiencia colectiva nunca debe cortarse en seco, ya que se trata de un fenómeno de tipo subjetivo.
La relación entre los participantes activos y el "ente catalizador" de la experiencia debe ser natural. Cuando se produzcan "conexiones" con supuestos entes deben comportarse normalmente, como si se tratase de un viejo amigo.
Si la experiencia no funcionara bien es aconsejable parar, desentenderse del tema y esperar un tiempo prudencial (de unos 20 minutos) antes de volver a intentarlo con más fuerza y energía.
El ejercicio continuado de la experimentación va desarrollando las facultades sensitivas, así se irá formando por selección natural un grupo de experimentación colectiva que puede lograr prodigios.
Debe haber en la sala una persona auxiliar que no participe directamente en la experiencia. Se ocupará de anotar las preguntas y respuestas, grabarlas o filmarlas, para más tarde, poder evaluar el resultado de la experimentación.
Al finalizar la experiencia racionalizar los hechos sucedidos y nunca obsesionarse con los resultados. No caer victimas de la credulidad ni convertirse en fanáticos supersticiosos. Al fin y al cabo se trata de una manifestación psíquica producida por el fenómeno de la psicomotricidad cuyo proceso forma parte de la moderna psicología experimental.

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