Nuestra secuencia de desarrollo conceptual

NUESTRA SECUENCIA DE DESARROLLO CONCEPTUALSobre la verdadera sustancia del serLa "anatomía del ser" nos enseña que su representación es como una especie de círculo en el que el centro está "ocupado" por el ser más íntimo y la circunferencia exterior la "frontera" del ser. Frontera que "pertenece" al ser, pero que no es su "verdadera" naturaleza, puesto que realmente esta frontera o envoltura sigue siendo, aún, espaciotemporal al estar definida por el "presente" de cada "fase" del universo (bipolaridad del ser). Esta bipolaridad nos da la clave para comprender, en cierta manera, cómo se constituye el ser. (Nos referimos al verdadero ser (atemporal) - el situado en el centro del círculo, "fuera del espaciotiempo").Esa "partícula de la Nada" que es el ser en "sus inicios" empieza su "autoconstrucción", o "autocreación real", "mirando a través de la ventana". (Esta "ventana" es lo más parecido a la "frontera" anterior, circunferencia).La "captación" del exterior, del universo, información "reciclada", adherida a la "estructura" del individuo, hace posible la "representación" del exterior en la misma estructura del mismo (cerebro, etc.) Pero sabemos que la construcción de nuestro ser más íntimo necesita, a su vez, debido a la bipolaridad del mismo, una "nueva representación" de la representación anterior (reflexión). La primera representación significa una salida hacia el exterior (el mundo) y una "vuelta" hacia el interior para "incorporar" a nuestra estructura esa "información", lo que supone en sí la "representación". De igual forma el ser "atemporal" (del centro del círculo) "sale" de ese centro hacia la representación "impresa" en nuestra estructura (asimilable a nuestro cuerpo material) y debe "volver" después hacia el "centro", con lo que en dicho ser aparece la nueva representación (de la representación anterior). Mas esta nueva representación posee caracteres novedosos, referidos a su carácter atemporal o de fuera del espaciotiempo. Decimos que la primera representación es aún material (como la estructura, la forma, la mente el conocimiento, etc.), puesto que se define, todavía, en el espaciotiempo, al corresponder a puros "acontecimientos" o sucesos, quizás de una "clase distinta" a la pura materia inercial. Desde este punto de vista, las "emociones momentáneas", las que permanecen mientras "actuamos" y que "modifican" esa frontera exterior del ser (la ventana), según la intensidad y cualidad de las mismas y la "información disponible", pueden considerarse en cierto modo aún "materiales". La primera representación, pues, es como una sublimación de la "materia pura" en otra clase de materia (emociones momentáneas, entendimiento, etc.). La segunda representación "sublima" también la anterior, añadiendo una nueva "rotación a la tuerca", transformándola en "algo" ya sin características espaciotemporales, o sea, que estrictamente ya no es materia de ningún tipo (las dimensiones del universo son consustanciales con la materia: no puede existir la última sin las otras, y al revés); ¡es otra "sustancia" muy distinta la que compone la verdadera naturaleza del ser! (Lo que queda después de la pérdida de la "envoltura exterior" - circunferencia -, frontera anterior, con la "muerte" de nuestro cuerpo material).La "partícula de la Nada", pues, se "autocrea" o se "autoconstruye" "adornándose" más y más de esta "sustancia" (sublimación de la sublimación del mundo). Ese "engrosamiento" paulatino de la naturaleza del ser es la evolución personal y de especie que hace posible el universo, "la impronta del tiempo".La Creación, la autocreación de los seres, es monopolio exclusivo del tiempo, del proceso, de la vida (que conocemos). Aquella frontera (ventana) que rodea al verdadero ser, es la "envoltura" imprescindible para el crecimiento del ser, para su autocreación. La "materia", pues, es la "matriz del ser"; gracias a ella el ser (la misma Nada) puede "remontarla", superarla, pudiendo escapar de ella: haciéndose a "sí-mismo".El tiempo marca la "etapa de construcción o creación del ser". (El tiempo que "dura la vida" de cada individuo). A su óbito, el ser de cada individuo queda totalmente "configurado": ¡el ser ya es! (como "siempre" será). La importancia del tiempo como el "medio indispensable" para la Creación queda plenamente justificada.La "relación" entre los seres, ya sin la "envoltura" externa, sólo puede ser de "corazón a corazón": del ser puro como tal, al otro ser puro ( que, entonces, son exactamente lo que "parecen" -no tienen "parapeto", frontera, envoltura tras la que "esconderse"). El ser ya no "mira" (a través de la ventana, pues no la hay): el ser "ve" (no hay dirección hacia fuera o hacia adentro). El ser "siente" a los otros seres (no hay dirección, ni tiempo en el que "encasillarlos").Pero el ser lo es cuando "asume su naturaleza", para lo cual debe reconocerse previamente en el exterior; la representación ha de corresponder al reconocimiento del sí-mismo en el exterior. La representación, pues, de esa representación del sí-mismo procedente del exterior constituye la "verdadera naturaleza del ser". Y eso constituye la "asunción del sí-mismo", la aceptación de tal. Es , pues, una representación asumida, que lo es simplemente por el "mecanismo preciso" para ello, que es la "salida" desde el centro a la búsqueda de la representación de uno mismo. Esa búsqueda es en sí mismo, una "asunción" en el siguiente movimiento hacia nuestro interior (sólo "se trae" lo que se "acepta", lo que se "asume").En el capítulo de las emociones, solamente las que "embargan" al ser en su mayor intimidad del sí-mismo, son las que "entran" en su naturaleza.Las "cualidades" del ser más íntimo, de acuerdo con la exposición anterior, deben ser: "estructura" sin forma (la forma es pura materia) dentro de su simpleza y unicidad; capacidad "determinada" (prefijada según su naturaleza) para el gozo (captación de "ciertas" sensibilidades); felicidad por la asunción del propio ser (lo único que en realidad ansía el ser); pérdida del sentido del tiempo ("siempre es", sin altibajos; sólo vive en el Presente continuo que no precisa para nada del tiempo, del que es hijo el cansancio o aburrimiento - en un mundo en que hay altibajos, procesos, la impasibilidad equivale a una "muerte) y comunión con el Cuerpo Místico - formando el Ser múltiple de la Criatura Suprema - aunque conservando su "personalidad", su individualidad.La "estructura" del ser guarda las "semejanzas" de la "estructura material" del individuo, si bien sublimada (sin dimensiones espaciotemporales). Es tan íntima la relación entre ambas estructuras que "se identificarían" sino fuera por la "voluntad del ser" que "reside" en la primera "estructura" y la atemporalidad de la misma que hace acceder al ser a la eternidad (no como duración infinita, sino como intemporalidad).

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