La "partícula de la Nada"

Continuando con la búsqueda de la posible "sustancia" donde reside el ser (inmaterial), con capacidad de sentir (percibir la sensación), recabamos en el concepto de "la partícula de la Nada", expresión utilizada de forma práctica para establecer el "origen" del ser o ente. Al final, caemos en la cuenta de que la Nada no es esa especie de espacio en el que cada punto (de dimensiones insignificantes, es decir, tendentes a cero) se identificaría con esa partícula de la Nada.La solución pasa por la asignación a esa partícula de la Nada de una variabilidad extraordinaria; no es, por así decirlo, "constante en sus dimensiones", como podrían ser los puntos del espacio. Y es que la partícula de la Nada no puede definirse desde el exterior, cual ocurre con un punto del espacio, por lo que es "el mismo" para cualquier observador (objetividad pura). "Quien" define la partícula de la Nada, por el contrario, es aquí la "pura subjetividad", el propio ser, el pre-ser o pre-sujeto, para ser exactos. En realidad no hay partícula de la Nada sin sujeto (pre-sujeto) que la defina. Es este último quien "aglutina" o quien "extrae" una "parte de la Nada", configurándose así ésta como partícula de la Nada. Esa subjetividad evidente del pre-ser da la medida de la suma variabilidad de cada partícula de la Nada. Y es esa partícula de la Nada, indisolublemente unida al pre-ser o pre-sujeto, la que posee la "potencia" de sentir (la que puede captar los opuestos complementarios agrado-desagrado). Es, pues, innecesaria la suposición de una especie de "sustancia" (a imagen de la materia-energía y el espaciotiempo) que "formaría el ser" y que tendría en sí la "potencia" del sentimiento. A no ser que identificáramos a esa hipotética sustancia con la Nada, exactamente la partícula de la Nada.La pura Nada se configura, pues, en sus componentes o partes, como la verdadera esencia del ente o ser , ahora bien, en cuanto "aparece" en ella la subjetividad del pre-ser o pre-sujeto. Y nuevamente, hablando con propiedad, no es la mera Nada (en conjunto, en su forma de caos total, sopa de la suma borrosidad de los opuestos complementarios imaginables, cuyo resultado es la "pura anulación", la Nada) la esencia del ser, sino en concreto la partícula de la Nada (definida como lo hemos hecho anteriormente), que ya si posee la subjetividad del pre-ser o del pre-sujeto. Así que, a la aparición de esas partículas de la Nada es cuando acaece la "incrustación" de los complementarios agrado-desagrado en aquellos, lo que significa la aparición del sujeto y el desarrollo del ser. Por consiguiente, en este sentido la mera Nada (en forma de partículas) posee la "potencia" del sentimiento, desde el mismo instante que la Nada dejó de ser el caos primordial original. Y esto es así porque la Nada en ese caos primigenio era indiferenciada, no tenía forma, ni estructuras, ni cualquier cosa que significara la más mínima "información".La aparición de la información, que suponía las primeras estructuras (formas), hace posible la aparición paralela de las primeras partículas de la Nada, con su significado de pre-sujetos o pre-seres. Es decir, la información, la aparición de la objetividad (entendimiento, inteligencia, etc.), es paralela y está indisolublemente unida a la aparición de la subjetividad en dichos pre-sujetos o pre-seres. Pero la esencia misma del ser, en su objetividad, en su sensibilidad, no radica en sustancia alguna; es una propiedad primaria que hunde sus raíces en la misma Nada, cuando no había información, ni entendimiento, algo incomprensible para la mente, puesto que la esencia se remonta al "mismo origen", y por ello es anterior al mismo entendimiento: ¡y esa es la esencia misma de nuestro ser, de nuestra vida!Sólo nos queda decir que después de lo expresado, la Nada en ninguna forma es un ser, debido a su ausencia total de información, que no posibilita subjetividad alguna (imprescindible para que pueda ser considerada ser o sujeto). De esto mismo se deduce que la máxima subjetividad del Ser Supremo configura o hace posible la formidable potencia de su ente: ¡es el sujeto por antonomasia!...Pero, esas extraordinarias cualidades de dicho Ser Supremo ya se hallaban pre-existentes en la Nada del caos original (aunque aotoanuladas entre sí - "sopa" de opuestos complementarios). No obstante, la evolución hacia la subjetividad máxima, a todos los efectos se muestra cual una sorprendente Creación: ¡ la del mismo Dios!Resumiendo: Nuestro mismo cuerpo es información, estructura, por ello "adornado" de la posibilidad paralela de la aparición de una "subjetividad" que será, andando el tiempo, nosotros mismos."Detrás de tus pensamientos y de tus sentimientos, hermano, hay un amo poderoso, un sabio desconocido que se llama sí mismo. Habita tu cuerpo; es tu cuerpo. Hay en tu cuerpo más razón que en tu más profunda sabiduría" "El propio sí mismo, como creador, se creó el aprecio y el desprecio, el placer y el dolor. El cuerpo como creador, se creó el espíritu como brazo de su voluntad."(Nietzsche: " Así habló Zaratustra". Discursos de Zaratustra. Primera Parte. Los que desprecian el cuerpo)Los complementarios agrado-desagrado (en su forma mucho más evolucionada que supone el bagaje de sentimientos posibles de la criatura humana) pueden ya aparecer en nuestro cuerpo, y con ello nuestra pre-individualidad, el germen de nuestro yo... No hay sustancia etérea que configure nuestro espíritu; la Nada, en su aspecto corporal (cuerpo) está "esencialmente" dotada de la posibilidad de sentir (algo que se remonta al mismo caos primordial del principio de todos los tiempos). Y lo que acabamos de decir para el hombre, es del todo semejante para los animales, los seres animados y hasta la misma materia inerte... Si queremos expresarlo en otras palabras: La "vida" (considerada en el sentido más amplio posible) es una propiedad más de la materia (una "propiedad emergente" asociada a la complejidad).

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