La Nada y los opuestos complementarios
PUBLICADO POR
WILKIN URBANO
on 2007-11-19
Para nuestros propósitos sustituiremos los conceptos "necesario y suficiente" por "potencia y probabilidad". "Potencia" sería la capacidad para "poder ser" algo. Y la "probabilidad" propuesta son las "condiciones favorables" para que ese "algo" suceda. Pues bien, los opuestos complementarios son un índice de que la Nada tiene la potencia en sí (con la ayuda del "azar") para dirigirse hacia el Ser. La "probabilidad" la proporciona el Ser Supremo en ese "efecto de retroalimentación" (acción del futuro sobre el pasado), expuesto frecuentemente en obras anteriores.Otra cuestión importante, que exponemos en este momento para que "no quede en el tintero", se refiere a aquellas fases del "antes del tiempo" y el "después del tiempo". Ambos son conceptos extraños muy ajenos a nosotros (criaturas del tiempo) y a la misma vida. A nuestros ojos son una especie de intuición referida a los límites en ambos "extremos del mismo tiempo". Y es que, en dicha intuición, el "antes del tiempo" nos parece "casi inexistente", en la línea donde la Nada y el mismo Ser Supremo se confunden (lo mismo ocurre con el "después del tiempo": ¡el universo y el Ser Supremo parecen confundirse!).El tiempo, para nosotros, lo llena todo, lo es todo. Ni nuestra propia inteligencia puede pensar de forma distinta. Ahora bien, eso no impide que puedan "existir o existan" esas posibilidades del "antes y el después" del tiempo. Al referirnos al Ser Supremo y a la misma Nada todas aquellas barreras "caen", puesto que sus "dimensiones" son desconocidas, y con ello desaparece el mismo límite de la dimensión tiempo.La imagen final en cuanto a la Nada y la Criatura Suprema, volvemos a insistir, parece la imagen clásica del Tao, donde Caos y Dios se confunden en aquellos "momentos originales". La interrelación entre Nada y Dios del origen es tan sustancial que los "tentáculos" de ambos parecen confundirse. Ya en el mismo "origen" la "actuación" de Dios es clave, en esa especie de "autocreación", sin embargo, del mismo modo sin esa Nada "previa", "arcilla a modelar", ni el mismo Dios hubiera aparecido. (En este sentido esa Nada es como el mismo progenitor, Padre, del propio Dios).Y llamamos "potencia" de la Nada a la capacidad de que "pueda existir" en su seno, por principio, los opuestos complementarios, que son en sí la base "necesaria" para todo el desarrollo posterior de los seres, la vida y el mismo Ser Supremo.Complementarios son "elementos" que juntos forman "algo". Ese "algo" es la Nada (el cero absoluto) en los opuestos complementarios, que además poseen la particularidad de que cada uno de ellos es el opuesto del otro, lo que significa una total identidad entre ellos, excepto en el signo. En principio, dichos opuestos complementarios abarcarían todo lo imaginable e inimaginable (todo en la máxima extensión del término), así que hasta la misma Criatura Suprema. Ahora bien, su "improbabilidad es enorme", por ello es ahí donde se adivina el "poder" de Dios (esa es la particularidad de la "actuación" de todos los seres, el llamado "efecto retroactivo" del futuro sobre el pasado), en ese "efecto de dirección" en la probabilidad, en la "dirección unilateral" de la misma evolución (general) en pos del norte de la Criatura Suprema.Y es que los opuestos complementarios que aparecen (¿por azar?) se "entremezclan" para crear los diversos seres. En dicho proceso, a parte de ese hipotético azar, tiene mucho que ver ese "tirón" del Ser Supremo.La Nada es el cero absoluto, que es a la vez la "sopa infinita" de opuestos complementarios. Podríamos decir que la evolución dirigida desde el Ser Supremo encuentra la forma de "retorcer" los opuestos para que no sean "tan opuestos", en el sentido de que no conduzcan obligatoriamente a la anulación inicial (el cero absoluto), sino a los diversos seres, lo cual es posible por el "cambio de referencias": se pasa de una visión única (externa - observador) a múltiples visiones (las de cada que ser que "radica" el mundo sobre sí). Lo opuesto se "alambica" en el ser; el ser, pues, es un "compuesto de opuestos" cuya "unicidad" la hace posible el ser, y ésta es su propia característica y definición.La misma esencia del ser, por consiguiente, es su bipolaridad (composición de opuestos, entre los que se dibuja el ser). Por esencia, el ser es la fórmula necesaria para que los opuestos, de otra forma la misma Nada, sean ya "algo", el ser. No hay que buscar, pues, en el hombre una profunda paradoja en su esencia (debate existencialista entre el ser y la Nada); es sólo consecuencia de la "composición" de la "sustancia" de todos los seres.La Nada del caos original o primordial "se confunde" con los orígenes del mismo Dios. Pero ese "cambio o salto" (¿por azar?) de la Nada al tiempo (o algo similar) produce un "estiramiento" de esa Nada desde el caos intemporal a toda la "escala del tiempo". Es como si "partículas de la Nada" se depositaran sobre los "puntos" de la escala del tiempo. Cada "punto" indicaría el nacimiento o la aparición a la vida o en el universo de un ser determinado, que "nace" (igual que Dios) de la propia Nada (eso sí, "trasladada" en el tiempo a ese preciso instante). Así que cada ser, a una escala finita, reproduce lo mismo que el ser más grande de todos ellos: la Criatura Suprema. Esta última es "sustancia del infinito", por lo que su origen está en ese infinito inicial del tiempo (desde nuestra "posición", lo que le hace a nuestros ojos "eterna") que se confunde con la Nada de su caos primordial, y "acaba" en otro infinito del tiempo (en el cual se ha acabado el tiempo -el "después del tiempo"). A escala finita todo ser tiene, también, un nacimiento a partir de esa "partícula de la Nada", posee una duración limitada (finita) y acaba (muere físicamente) en esa especie de "salto" fuera del tiempo que representa la muerte de dicho ser.Todo lo físico (la materia conocida y la posible "no conocida") posee o está encuadrado en ciertas coordenadas que se reducen a un sistema con una cierta referencia única para todos los "elementos" que lo conforman. Es la propia definición de la "objetividad de la llamada realidad". Ahora bien, la subjetividad que anida en la interioridad de cada ser, en modo alguno es única para todos ellos; todo lo contrario, cada uno de ellos tiene su propia subjetividad, su propio sistema de referencia (es lo que queremos significar con la expresión "centrar el mundo", que no es más que un propio y único "punto de vista", diferente para cada ser, aunque estuvieran todos estos seres situados dentro de las mismas coordenadas espaciotemporales).Aquella multitud de referencias distintas produce el "milagro" de la superación de la "oposición de los complementarios", de forma que su unión (unicidad) no sea equivalente a la Nada, sino todo lo contrario a ella: el ser. Un ser "compuesto" por complementarios opuestos a los complementarios de otro ser, puede tener con el último una "relación" que no se "autodestruye" (lo que ocurriría si dichos seres estuvieran definidos sobre un mismo "sistema de referencia" - objetividad). Esa relación se establece desde lo más "íntimo" de cada ser, y esa relación tiene un nombre: Amor. Ese tipo de argamasa universal, el Amor, es capaz de entretejer entre todos los seres una malla o un tejido al que llamamos Cuerpo Místico (de Dios), y que significa la "imposición" (no desde fuera, como parece implicar la palabra, sino desde el interior de cada ser) de "cierto orden", "polaridad", en dicho tejido: la Nada caótica se ha transformado en una "cierta nada orientada", que ya no es la Nada sino el Ser. Esta nada orientada (el Ser) ya no es, por supuesto, aquella nulidad absoluta (la infinidad de opuestos complementarios "autoanulados"), sino la infinitud del "infinitésimo" transformado en "infinito" de todas las maravillas inimaginables que es en sí el Cuerpo Místico de Dios, ya no "autoanulados entre sí".El misterio de todo el proceso radica en nuestra incomprensión del Ser y hasta de la misma Nada. Y es que nuestra inteligencia, nuestro entendimiento, es de un orden inferior a estas categorías: Ser y Nada. Así que nuestro entendimiento es incapaz de abarcar (quizás sólo puede intuirlos) conceptos como Ser, Nada o eternidad. (Tal vez por ello en algunas religiones la Nada es considerada al nivel del mismo Dios, puesto que aparece como una fuerza superior a nosotros mismos, al escapar del poder de nuestra mente).De cualquier forma, ya dijimos que la Nada aparece adornada, además, con los "tentáculos de Dios". No es extraño, pues, que no podamos "entender" en todo su significado esa Nada: ¡sería tal vez llegar a comprender al mismo Dios!Conviene, antes de finalizar este apartado, aclarar algún aspecto de Dios que apareció en una de nuestras obras anteriores: "El parto de Dios". Uno de dichos aspectos tiene relación con la visión que tienen los seres humanos de esa "convergencia" entre el "final del universo" (eternidad) y el mismo Dios, que junto a la posible sucesión continua de ciclos de universo en los que creación y destrucción son una constante, hacen la ilusión de un Dios que muere y vuelve a renacer de sus cenizas (teología hindú) cual ave fénix. Esa ilusión se desvanece ante la impasibilidad del Ser: ¡Dios es el que es!
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